En el fondo, ni el propio Blaze Bayley se creía que podía encajar en Iron Maiden, sin embargo el destino le reservó, no 15 minutos de gloria, sino varios años. Aunque tampoco se puede decir que fuese un camino de rosas.
Lo cierto es que su trabajo con Wolfsbane y el hecho de que fuesen colegas, prevaleció sobre su capacidad para reemplazar con garantías a Bruce Dickinson ya que sus registros vocales contaban con evidentes diferencias.
Así pues, se trataba de una solución de urgencia que tenía el tiempo limitado. Solo era cuestión de encontrar a otro cantante o, esperar el retorno de Bruce, como así sucedió.
Mientras tanto, Blaze disfrutó todo lo que pudo con su pertenencia a una de las formaciones más importantes de la historia del heavy metal. Su primera contribución en estudio, The X Factor (95), a pesar de vender lo suficiente, coincidió con un bajón a nivel de aceptación tanto de crítica como de fans. Bien es cierto que tampoco se le puede achacar toda la culpa al vocalista ya que el álbum carecía de canciones con la “pegada” acostumbrada. De todas formas, Blaze fue protagonista de la correspondiente gira mundial que les llevó por vez primera a lugares como Sudáfrica o Israel.
El segundo y último aporte de Blaze para Iron Maiden fue Virtual XI (98). Posiblemente, el disco más flojo de toda la trayectoria de la formación británica. Un descenso en las ventas, así como diversos problemas de Bayley con su garganta llevaron a una incómoda situación que acabó con su salida del grupo. El sueño (y la suplencia) había terminado.
VIDA DESPUES DE IRON MAIDEN
Es difícil pronosticar qué hubiera sido de Blaze Bayley si hubiese seguido junto a Wolfsbane. Lo que está claro es que su pertenencia a la “Dama de Hierro” posibilitó el inicio de una carrera en solitario que quizá no hubiera fructificado en otras circunstancias.
Después de grabar Silicon Messiah (2000), Tenth Dimenson (02) y Blood And Belief (04), aún bajo el estigma de Iron Maiden, y con el nombre de Blaze a modo de reclamo para los fans, la formación al completo se disgregó por diversas circunstancias y Bayley volvió a empezar de nuevo. Tras realizar algunas actuaciones y con una formación inestable durante largo tiempo, en 2007 recluta a los hermanos colombianos Bermúdez, David (bajo) y Nico (guitarra) quienes, junto al guitarrista Jay Walsh y al batería Lawrence Paterson, facturan, The Man Who Would Not Die (08), un álbum de excelente nivel enmarcado en los vértices de heavy metal clásico pero con la suficiente personalidad como para mostrar tanto la creatividad a la hora de componer como el buen estado del vocalista.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario